Entendemos por calor, la energía que se transmite de un cuerpo cuya temperatura es más alta a otro con menor temperatura. Para comprender el comportamiento térmico en una edificación debemos tener claro un concepto, el frío no entra en la edificación, es el calor el que sale de ella. El estado de agitación molecular traducido en calor, se transmite de distintas maneras:
Imagen: Comportamiento del calor. Fuente: artinaid.com
El calor por conducción, se transmite entre moléculas sin desplazamiento, es decir, a través de la masa del cuerpo. La característica que define si un material es conductor o aislante, se mide en base a su mayor o menor capacidad de transmisión de calor.
Debido a este fenómeno, las edificaciones pierden calor en invierno a través de sus cerramientos exteriores, por lo que es imprescindible la utilización de aislantes térmicos para reducir dichas pérdidas. La unidad de medida que determina si un material es capaz de conducir o no el calor es el coeficiente de conducción térmica, siendo los metales por ejemplo grandes conductores térmicos.
En el caso del calor por convección, el calor se transmite a las moléculas de un fluido (estado líquido o gaseoso) que se encuentra en movimiento, es el sistema que utilizan numerosas instalaciones que podemos encontrar en las edificaciones como los radiadores. El aire, al calentarse baja su densidad y se eleva ocupando el espacio en el que se encuentra el aire frío con mayor densidad que desciende.
Según sea el origen de este movimiento, podemos diferenciar entre convección natural o forzada, se considera convección forzada, cuando la circulación de fluidos es acelerada para lograr una mejora en los intercambios térmicos y la eficiencia de los sistemas.
También se produce calor por cambio de estado, es el caso de los fenómenos de evaporización y condensación.
El calor por evaporización, está basado en la energía que necesita un líquido para pasar a estado gaseoso, esta energía es captada del ambiente, transmitiéndose desde el cuerpo caliente al líquido produciendo así su evaporación. Estos sistemas son característicos de la arquitectura popular de oriente medio, en la que se utilizaban los principios de enfriamiento por evaporización para reducir la temperatura.
Por el contrario, el calor por condensación, se produce cuando un gas, que posee una determinada cantidad de calor que captó durante su cambio de estado, al bajar su temperatura y de ese modo pasar a estado líquido la devuelve. Este fenómeno es claramente apreciable por ejemplo en las carpinterías manifestándose como condensaciones de vapor de agua.
Por último, el fenómeno de radiación, consiste en la transmisión de ondas electromagnéticas, la principal característica de este tipo de transmisión es que al contrario de todas las anteriores, no necesita un soporte material para su transmisión. Es la forma en la que el sol nos aporta energía, es por ello por lo que todo material transmite calor por radiación, desprendiéndose de la radiación captada.
Las superficies y muros radiantes, están basadas en este principio, que aunque parezca extraño no es algo novedoso, ya que los romanos utilizaban ya sistemas de calefacción por suelo radiante.