El modelo productivo de España en los últimos años se ha basado en gran medida en la construcción, suponiendo en algunos momentos de bonanza hasta el 80% del PIB, esto generó una gran demanda energética que fue aumentando a medida que aumentaba el volumen edificatorio, sin embargo los métodos constructivos occidentales no parece que fueran los más eficientes desde el punto de vista de la sostenibilidad. En España el parque residencial está formado por más de 26 millones de viviendas, de las cuales un 50% fueron construidas antes de 1979, fecha en la que se desarrolló la primera normativa de eficiencia energética.
Además, el sector de la vivienda en España supone aproximadamente el 17% del consumo energético del país, lo que equivale a un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero. Esto es debido en gran medida a que para mantener una temperatura constante de 20 grados durante todo el año, es necesaria la utilización de grandes cantidades de energía, en su mayoría provenientes de combustibles fósiles para calefacción en invierno y aire acondicionado en verano, además de la energía eléctrica necesaria, sin embargo, otro modo de construir y generar esa energía es posible.
Los sistemas constructivos más comunes y extendidos en nuestro país, exceptuando algunos casos concretos, por norma general únicamente se ha ajustado a las exigencias de la normativa, limitándose a cumplirla, sin mirar más allá o tratar de mejorar el mínimo exigido.
Hasta hace apenas unas décadas no era muy común hablar de arquitectura sostenible. Así pues, eran pocos los casos en los que clientes con mayor capacidad de inversión y con una actitud respetuosa con el medio ambiente, se decantaban por utilizar sistemas que favoreciesen la eficiencia energética, energías renovables y demás sistemas constructivos que redujesen la demanda energética de sus viviendas y por consiguiente supusiesen para los edificios una considerable reducción del consumo, sin embargo, cada vez es más común encontrar escuelas, edificios gubernamentales o incluso edificaciones para desarrollo comercial, que incluyen en su planteamiento métodos relacionados con la arquitectura bioclimática, por lo tanto se puede hablar de un pequeño cambio de perspectiva en la arquitectura occidental y mundial.
Este cambio de mentalidad, es más significativo en el norte de Europa, donde en países como Dinamarca o Alemania, la utilización de energías renovables y la aplicación de los principios bioclimáticos en sus edificaciones, tienen cada vez un uso más generalizado.