Siguiendo un orden similar a la secuencia constructiva de una edificación tipo, comenzaremos por los cimientos, sustentadores de la estructura del edificio, soporte vital en contacto con el terreno, por lo que se deberán cuidar el uso de materiales que puedan ser contaminantes o puedan originar filtraciones en el terreno. Por ello, esta relación es la que marca las consideraciones a realizar en cuanto al empleo de distintos tipos de materiales y técnicas de ejecución.
El material empleado de forma habitual para la cimentación es el hormigón. El proceso consistente en la excavación del terreno hasta alcanzar el estrato de mayor resistencia o firme, abriendo huecos en los que se verterá el hormigón genera un contacto directo entre el suelo y el material, por lo que se debe prestar especial interés en el material a utilizar desde el punto de vista ecológico. Al margen de los problemas que puedan originar los procesos fabriles, la composición química de los terrenos y la basicidad del cemento pueden alterar la durabilidad del hormigón, se debe prestar especial atención en las cimentaciones sumergidas en aguas en circulación y especialmente las aguas acumuladas en el subsuelo, ya que los aditivos utilizados para corregir los efectos anteriores incluyen compuestos perjudiciales, tales como metales pesados, que pueden contaminar estas aguas subterráneas y por consiguiente los terrenos colindantes. En este sentido la calidad de la masa, sobre todo en cuanto al control de las dosificaciones, es fundamental.
Una solución para este tipo de problemas del hormigón convencional, es la utilización de biohormigón, que tiene la misma composición que el convencional pero el aglomerante que se utiliza es la cal, generalmente es aligerado con cascarilla de arroz o aserrín, en este material una parte de la grava se sustituye con algún árido ligero como arlita o perita, lo que causa un menor impacto ambiental y obtiene un producto más ligero y con las propiedades aislantes que le confieren estos nuevos áridos naturales.
En el caso concreto de las zapatas, según revelan estudios de análisis del ciclo de vida realizados por el Colegio Oficial de Barcelona en colaboración con la Escuela Técnica Superior de Arquitectura del Vallés sobre una muestra de zapatas, tras analizarlas llegaron a la conclusión de que presentan peor comportamiento aquellas en las que la inclusión de redondos como armado es mayor.
El aporte de los refuerzos de acero o varillas corrugadas está justificado en cuanto a la absorción de los esfuerzos de tensión provocados por las cargas o los cambios de volumen del hormigón al variar su temperatura, sin embargo representan un grave impacto ambiental en cuanto al consumo energético y durante su producción generan altos índices de contaminación por emisiones CO₂, lo que incide de manera decisiva en su valoración negativa. Como solución se puede optar por la utilización de zapatas de biohormigón con cal sin armar o en el caso de que sea necesaria una armadura es recomendable utilizar barras de acero galvanizado o con fibras sintéticas.
Sin embargo, la realidad es que el uso del hormigón está generalizado y los costes de estas alternativas suelen redundar negativamente en su utilización, por lo que se debe cuidar con especial atención su ejecución y puesta en obra para lograr reducir al mínimo los niveles de contaminación, realizando actuaciones superficiales, evitando la presencia de aguas freáticas y sobre todo adecuando la tipología edificatoria al terreno del entorno. Un ejemplo, es la perforación de terrenos por ejemplo graníticos para la construcción bajo rasante que producen un gasto desmesurado de recursos y la huella que se produce en el terreno, podrían justificar otro tipo de intervenciones con tipologías urbanas menos dañinas y que respondan igualmente a las necesidades.
Otro tipo de soluciones serías las que están presentes en la arquitectura vernácula, en las que el muro llega hasta la base resistente, siempre y cuando ésta sea adecuada. Entre las diferentes opciones que se presentan como alternativa al uso del hormigón en este tipo de soluciones constructivas encontramos fórmulas tradicionales como las fabricas de adobe o de tapial, así como la utilización de bloques de piedra con una mejor respuesta mecánica.